Muere Pebbles, el perro más viejo del mundo según el récord Guinness
Sus dueños han compartido la noticia a través de las redes sociales, calificándole como “la mejor compañera de vida posible”
Por El Confidencial
El día que nació Pebbles aún pagábamos en pesetas, Rafa Nadal no había ganado ninguno de sus 22 Grand Slams de tenis y a Juan Pablo II todavía le quedaban cinco años como Papa. Pebbles llegó al mundo el 28 de marzo del año 2000 y era, hasta ahora, el perro más viejo del mundo, pero ha muerto a los 22 años por causas naturales en Estados Unidos.
Este ejemplar de Toy Fox Terrier, también conocido como Toy terrier americano o Amertoy, se hizo famosa a los 21 años por casualidad. Sus dueños se enteraron de que un can llamado TobyKeith acababa de ser nombrado como el perro más viejo del mundo y se dieron cuenta de que Pebbles era aún mayor, por lo que no lo dudaron y contactaron con el Guinness de los Récords.
Los responsables del Guinness analizaron la documentación y el 17 de mayo de 2022 le nombraban como el perro más viejo del mundo con una edad de 22 años y 50 días. Ostentó este título durante casi 6 meses, hasta que este lunes 3 de octubre fallecía tranquilamente en su casa de Taylors, en el estado norteamericano de Carolina del Sur, acompañado de sus dueños, Bobby y Julie Gregory.
Un perro ejemplar
Bobby y Julie reconocen que, cuando tomaron la decisión de hacerse con una mascota, habían pensado en una raza más grande. Sin embargo, cuando conocieron a Pebbles supieron que estaban destinados a vivir juntos durante muchos años y el tiempo les dio la razón: “Ha sido la mejor compañera de vida posible, de esas que solo aparecen una vez en la vida”.
Pebbles dio a luz a 32 cachorros a lo largo de su vida y en tres partos diferentes. Todos eran descendientes de Rocky, su compañero de juegos y con el que compartió toda la vida junto a sus dueños. Rocky falleció en 2017 a los 16 años, otro buen ejemplo de longevidad entre los Toy Fox Terrier, ya que también era de esta raza.
Sus dueños recuerdan que Pebbles “pasaba sus días disfrutando de la música country y siendo muy querida. Le gustaba probar nuevos alimentos, la mimaban y, sobre todo, la amaban. No era un perro más, tenía su propia personalidad y todos los que la conocieron la adoraban. Fue un auténtico honor tenerla como mascota y compartir nuestra vida con ella”.