Geólogos encuentran el agua más antigua del mundo; la prueban y este es su sabor
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de enero de 2024.- (Enseñame de Ciencia) La insaciable curiosidad de los investigadores y científicos no tiene fin, por lo que constantemente se encuentran buscando respuestas para todas aquellas dudas que surgen al observar lo que nos rodea. Los humanos somos curiosos por naturaleza, es por este motivo que tratamos de responder todas las dudas que nos inquietan.
Y como es de esperarse, los primeros en querer saciar su curiosidad son los científicos. Aunque hemos de admitir que, en ocasiones, sus formas de investigación se vuelven un poco extrañas para el público en general, ya que no son pocos los investigadores que recurren, además de la vista y el olfato, al sentido del gusto para encontrar respuestas a las preguntas surgidas.
A pesar de que en estas formas de investigación se ven extrañas en la actualidad, lo cierto es que gracias a ellas es que hemos sobrevivido. No hay que olvidar que antes de la existencia de todas las herramientas y tecnologías que hay en la actualidad, lo único disponible para llevar a cabo las investigaciones eran los sentidos, particularmente, el gusto y el olfato.
Esta práctica aún no se ha erradicado, pues es muy común que los geólogos sigan lamiendo rocas cuando hacen su trabajo. No se trata de un mito, lo cierto es que este acto les ayuda a conocer la composición de las rocas. Por lo general, tienden a partir las rocas usando su martillo de geólogos para probar el interior más limpio, pero hay ocasiones en las que deben colocar su lengua directamente en la superficie, en especial cuando se trata de fósiles que es necesario que se mantengan intactos.
No solamente prueban las rocas, como lo muestra este artículo. Una geóloga y su equipo de investigadores encontraron el depósito de agua más antiguo del planeta. Se encuentra en el interior de una cueva en Canadá, a una profundidad de 3 kilómetros. La edad estimada es de 1.5 y 2.64 mil millones de años de antigüedad, y su notoriedad se debe no solamente a su edad, sino por su volumen sustancial. Se creía que se trataba de una cantidad de agua pequeña, pero se trata de una corriente de agua significativa en su volumen.
Al analizar el agua, se percataron de una huella que indicaba la presencia de vida, llegando a la conclusión de que esta debió ser producida por microbiología a lo largo de un tiempo extenso. Descubrieron que el agua contenía sulfato, el cual no provenía de la superficie, sino que se generaba en un lugar mediante reacciones entre el agua y la roca, proceso que pudo durar millones de años.
Pero esto no se queda solo aquí, sino que entró la curiosidad por conocer el sabor que tiene esta agua. Y es gracias a la directora del estudio, Barbara Sherwood Lollar que la respuesta llega hasta nosotros, pues se encargó de probar esta agua. Todas las conclusiones anteriores apuntaban a que la experiencia no sería agradable, confirmando la hipótesis cuando Sherwood se dio cuenta de que el sabor del agua era sumamente salado y amargo, mucho más salado que el agua del mar, cosa que no es de extrañarse, debido a que esta agua estuvo encerrada durante millones de años.
“Si eres un geólogo y has trabajado con rocas, probablemente hayas lamido muchas rocas. [Esta agua] era muy salada y amarga, mucho más que el agua del mar”, explicó la profesora Sherwood.Sin embargo, lo importante no es solo la anécdota, sino el descubrimiento de que la vida se puede producir en entornos hostiles, haciéndonos conscientes de que la vida puede sobrevivir durante miles de años en lugares que no son propios para ello. El estudio antes mencionado fue publicado en la revista Nature.