-¿Será 2023 el año en el que por fin descubramos que hay vida más allá de la Tierra?
En los últimos meses, se han dado grandes avances en la búsqueda de vida extraterrestre. Repasamos algunos de ellos y nos aventuramos a lo que pueda suceder al respecto en el nuevo año
Por E. Zamorano
A principios de junio de este año, saltó una noticia que dio la vuelta al mundo. El telescopio chino FAST, también conocido como Sky Eye, uno de los más precisos de todos los que se asientan sobre la superficie terrestre debido a su enorme diámetro, captó en China lo que podía ser una señal de vida inteligente más allá de la Tierra. Así quedó recogido en un informe publicado en la revista Science and Technology Daily, el periódico dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología chino, el cual daba cuenta de que se había identificado “varios casos de posibles rastros tecnológicos y civilizaciones extraterrestres fuera del planeta Tierra”.
Sin embargo, un miembro del programa de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI, por sus siglas en inglés), llamado Dan Werthimer, corrió a investigar estas señales detectadas. “Son todas interferencias de radiofrecuencia terrestres, no extraterrestres”, concluyó en unas declaraciones recogidas por el diario científico Live Science. El experto achacaba que cada vez iba a ser más difícil identificar la procedencia de este tipo de señales lejanas debido a la gran contaminación radioeléctrica de la Tierra y a la multiplicación en los últimos años de las conexiones terrestres de internet, radio y televisión.
La NASA se ha comprometido a hacer pública toda información que hasta ahora guardaban celosamente organismos como el Pentágono
A pesar de ello, la supuesta señal extraterrestre (o interferencia) sigue siendo a día de hoy estudiada para salir de dudas. Este es uno de los eventos más notorios en la ardua y apasionante tarea de buscar vida fuera de la Tierra, queen 2022 alcanzó grandes hitos, al menos desde el punto de vista teórico. La ufología vive un gran momento, pues cada vez más físicos teóricos se acercan a ella, encontrándose en esa sospecha de que no seamos los únicos seres con vida en todo el cosmos. Hay que tener en cuenta que cuando se habla de “vida extraterrestre” no se diferencia entre si es inteligente o meramente microscópica. Tras la exploración espacial de planetas como Marte, que se ha desarrollado muchísimo en los últimos años, se ha abierto más la posibilidad de que exista alguna forma de vida en determinadas zonas del planeta rojo, o como mínimo, que la hubiera habido en un pasado remoto.
El plan de la NASA
Avi Loeb, uno de los físicos teóricos más famosos del mundo, declaró hace poco que la búsqueda de vida extraterrestre ha salido de los círculos minoritarios y excéntricos para entrar de lleno en grandes instituciones académicas como Harvard y militares como el Pentágono. En este sentido, comentó a la revista Salon que la opinión pública sobre el tema había cambiado mucho en este 2022, y que la comunidad científica está cada vez más integrada y comprometida en hallar por fin una evidencia firme de formas de vida en el Sistema Solar, con todas las esperanzas puestas no solo en Marte, sino en Europa, uno de los satélites de Júpiter.
En el mismo mes en el que la noticia de la señal china dio la vuelta al mundo, también se conoció que la NASA está trabajando en la creación de un panel de expertos interdisciplinar (astrofísicos, analistas de datos o biólogos moleculares) que empezaría en otoño a estudiar todos los casos desclasificados sobre objetos voladores no identificados. Curiosamente, ellos no usaron las siglas OVNI, sino FANI, que corresponde a “fenómenos aéreos no identificados”, subrayando que no se trataba en todo caso de afianzar la búsqueda de vida extraterrestre, sino de proteger la seguridad nacional en caso de que ciertas“aeronaves no identificadas” o “fenómenos naturales no conocidos” pudieran perturbar el tráfico aéreo.
“Dada la escasez de observaciones, nuestra primera tarea consistirá simplemente en recopilar el mayor número de datos posible y más sólido que podamos”, informó el astrofísico David Spergel, director del panel. “Identificaremos los datos civiles, gubernamentales o de organizaciones sin ánimo de lucro existen y cómo podríamos analizarlos mejor”. La NASA se ha comprometido a hacer pública toda esa información que hasta ahora guardaban celosamente organismos como el Pentágono. Paralelamente, el ya citado Avi Loev está dirigiendo un proyecto de exploración marina a CNEOS 2014-01-08, un objeto espacial que se estrelló en el océano en 2014 a unos pocos kilómetros de las costas de Papua Nueva Guinea con forma de meteorito, y sobre el que el gobierno de Estados Unidos ya declaró que procede del exterior del Sistema Solar.
Por otro lado, la búsqueda espacial de vida extraterrestre se ha perfeccionado mucho en este último año. Ya no hace falta crear telescopios supersensibles a la luz, sino que este año el Laboratorio de Propulsión Avanzada de Física Aplicada (APL-AP) descubrió en un estudio que analizar las ondas gravitacionales desde el espacio puede servir para hallar algún tipo de vida inteligente. El proyecto lo han denominado Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferómetro Láser (LIGO), detectando por primera vez señales gravitacionales en 2016, un auténtico hito en la exploración espacial que les valió un premio Nobel al año siguiente.
“Cualquier sistema que implique una gran aceleración de masa emite ondas gravitacionales”, observó Luke Sellers, investigador de la Universidad de California en Los Ángeles y miembro del APL-AP. Él y su equipo ya están estudiando una forma de localizar cuerpos celestes con una masa igual a la de Júpiter por toda la Vía Láctea gracias a su sistema. ¿Para qué? Basándose en la naturaleza de las ondas gravitacionales, y no tanto de las señales radioeléctricas como hasta ahora, se podrían revelar pruebas de megaestructuras lejanas a nosotros, o bien indicios de una civilización de Tipo II en la Escala de Kardashov, es decir, una vida inteligente tan desarrollada como para controlar la energía emitida por su estrella.
¿Si somos nosotros el exoplaneta?
Por otro lado, este año no solo se ha indagado en formas más precisas de hallar vida extraterrestre, sino también en cómo de visibles somos nosotros para otras civilizaciones inteligentes. En resumidas cuentas, en cómo de expuesto está nuestro planeta de cara a otros de nuestra galaxia que puedan estar pensando en lo mismo que nosotros: que no estamos solos. Un estudio, publicado en la revista Arxiv y titulado La Tierra como exoplaneta analizó los biomarcadores cósmicos que emitimos al resto del espacio.
Así, se llegó a la conclusión de que efectivamente, si algún tipo de vida inteligente ajena a nuestro Sistema Solar le diera por investigarnos, pasaría de largo. ¿La razón? La enorme variación de emisiones térmicas en el espectro infrarrojo, debido a las estaciones que se alternan en los dos hemisferios, verano o invierno, dependiendo de cuál sea el punto de rotación terrestre respecto al Sol, junto con la geometría desde la que hicieran la observación, la cual les daría valores contradictorios. “La complejidad de la Tierra hace que la observación remota de características propias de la vida en ella por parte de otros entornos planetarios sea muy desafiante”, concluyeron los investigadores. Por tanto, parece que nosotros estamos nosotros más cerca de descubrir otras civilizaciones que al revés, es decir, que otras formas de vida inteligente nos descubran a nosotros.
Como decíamos, uno de los cuerpos celestes de nuestro Sistema Solar que tiene más papeletas al margen de Marte es Europa, la luna de Júpiter. La sonda espacial Galileo reveló que se trataba de un satélite helado que alberga en su interior lagos de agua salada, lo que aumenta las probabilidades de hallar vida, aunque fuera microscópica. O, en otra hipótesis, esas masas salobres “podrían contener los ingredientes vitales que podrían llevar a la creación de entidades biológicas”, como informa otro artículo de Salon. No podemos adelantarnos al futuro y saber con certeza si en los próximos años tendremos una evidencia consistente de que hay vida más allá de este pequeño punto azul que habitamos. Lo que sí es seguro es que 2023 será otro año clave en la exploración espacial, o al menos a una escala mucho mayor y más precisa de lo que ha sido hasta ahora.