LOS MORROS, Gro., 13 de septiembre de 2018.- (Proceso)  Los civiles armados con fusiles AR-15 y AK-47 tomaron las plazas públicas y puntos estratégicos de los poblados de Campo de aviación; El Miraval; Los Morros; Filo de Caballos; La Laguna; Carrizal de Bravo; La Torre y Camotla donde realizan recorridos a bordo de camionetas sobre esta franja de la entidad colapsada por la narcoviolencia.

Civiles armados con fusiles AR-15 y AK-47 tomaron plazas y puntos estratégicos de varios poblados. Foto: Ezequiel Flores

Mientras, mujeres y hombres del poblado de Los Morros realizaron una asamblea para insistir en su llamado al gobernador Héctor Astudillo Flores para resolver de fondo el conflicto que se vive en la Sierra.

“El gobernador (Astudillo), dice que el problema es la disputa de la amapola, pero eso era antes cuando la gente vivía de la venta de la goma (de opio), pero ya ni eso vale y no sé por qué pelean”, expresó la señora Alma Delia, durante una asamblea realizada ayer en el poblado de Los Morros.

“Nosotros queremos seguridad y vivir en paz porque los pueblos se están quedando solos. Tenemos escuelas y hospitales, pero no hay médicos, ni enfermeras, ni maestros. Los niños no tienen clases y los que estamos enfermos tenemos que buscar la forma de salir a curarnos en Chilpancingo, pero en el camino también te asaltan”, reprochó la mujer cargando a su nieto en brazos.

“De 40 mil pesos que valía un kilo de goma hace un par de años, ahora los acaparadores pagan cuatro mil pesos por la misma cantidad. ¿Usted cree que eso es negocio?”, expresó un amapolero.

La tensión prevalece en esta zona de la Sierra. Los grupos armados se lanzan amenazas a través de los equipos de radiocomunicación que portan civiles armados, situación que advierte un recrudecimiento de la violencia en esta franja de la entidad.

Ayer Apro recorrió nuevamente la zona de conflicto donde cada vez más comunidades serranas se convierten en “pueblos fantasmas” como el caso de la comunidad de El Ranchito, municipio de Leonardo Bravo, ubicado entre Puentecillas, Corralitos y Verde Rico. En esa zona, los grupos armados de Chichihualco y Tlacotepec libran cruentos enfrentamientos armados en la zona de bosque y las calles de las precarias comunidades.

En este lugar decenas de familias, principalmente mujeres, niños y adultos mayores decidieron abandonar sus hogares esta semana y se convirtieron en desplazados de la violencia que son invisibilizados por las autoridades estatales.

Urgen a Astudillo a actuar

Por ello, los ciudadanos que se mantienen en los pueblos, decidieron formar guardias comunitarias en siete comunidades del corredor Xochipala-Filo de Caballos y nuevamente emplazaron al gobernador Héctor Astudillo Flores a resolver de fondo este conflicto armado que se ha recrudecido en los últimos días en esta zona de la Sierra.

Actualmente, grupos armados de Chichihualco y Tlacotepec disputan el control de las zonas de producción y trasiego de heroína, así como la franja minera y los recursos maderables de esta área natural estratégica en la entidad.

Esta situación mantiene cerrados planteles educativos, centros de salud y hospitales, y suspendido el sistema de transporte público.

Incluso, los permisionarios y ciudadanos que se quieren desplazar de Chilpancingo a la Sierra, lo hacen a través del camino que conecta la capital de la entidad con el poblado de Chichihualco y de este punto, toman veredas para llegar a diferentes puntos como Yextla, Izotepec y Jaleaca.

Por ello, el grupo de Tlacotepec se ha enfocado estos días en tomar los poblados de Carrizal de Bravo y Filo de Caballos, desatando balaceras desde la parte alta de los cerros que son contenidos por las guardias comunitarias, indicaron pobladores entrevistados en la zona.

Mientras, policías estatales y soldados permanecen acantonados en la comunidad de Corralitos y Xochipala para tratar de evitar que continúen los enfrentamientos entre ambos grupos armados.

Por su parte, en la comunidad de Los Morros ayer se realizó una asamblea popular donde exigieron al gobierno federal y estatal que restablezcan la seguridad en esta zona de la Sierra porque las comunidades se están convirtiendo en “pueblos fantasma”, los caminos están desolados y la ausencia de servicios médicos y educativos están impactando de manera negativa a los sectores sociales más vulnerables como niños, mujeres y adultos mayores.

Los habitantes señalaron que las incontables balaceras mantienen a la sociedad aterrada. Muchos de ellos, han decidido abandonar sus hogares para evitar ser víctimas fatales de la violencia y los que permanecen, conformaron guardias comunitarias.

Recordaron que el próximo 4 de octubre, se cumple un año del comienzo del enfrentamiento entre los grupos armados de Chichihualco y Tlacotepec, pero indican que ahora no se entiende el motivo de la pelea, argumentando que ya no es redituable sembrar amapola y cosechar goma para la elaboración de heroína.