CIUDAD DE MÉXICO, 17 de agosto de 2018.- (Proceso)  En su informe “Desarraigados en Centroamérica y México”, el organismo de la ONU detalla que las violencias extremas, la pobreza y la falta de oportunidades, causas importantes de la migración irregular y el desplazamiento forzado de la niñez desde el norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) y México, son agravadas por las expulsiones desde este último país y Estados Unidos.

De acuerdo con el documento, unos 96 mil 216 migrantes del norte de Centroamérica, entre ellos 24 mil 189 mujeres y niños, fueron retornados desde México y Estados Unidos entre enero y junio de este año, y más del 90% de los niños fueron devueltos por México.

Esa medida fue tomada pese a que en El Salvador, por ejemplo, 365 infantes fueron asesinados en 2017, mientras que en Guatemala se registraron 942 muertes violentas de niños el año pasado.

Ante tal panorama, la Unicef insta a los gobiernos a trabajar juntos en la ampliación de soluciones que ayuden a aliviar las causas fundamentales de la migración irregular y forzada, y a salvaguardar el bienestar y los derechos de los niños refugiados y migrantes a lo largo del viaje.

De acuerdo con María Cristina Perceval, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe, tal como lo muestra el informe –donde se examinan los distintos desafíos y peligros a los que se enfrentan los niños y las familias migrantes y refugiados a lo largo de su ruta–, millones de niños de la región son víctimas de la pobreza, la indiferencia, la violencia, la migración forzada y el temor a la deportación.

“En muchos casos, los niños que son retornados a sus países de origen no tienen un hogar al que regresar, terminan endeudados o son víctimas de las maras. El hecho de que se les devuelva a situaciones imposibles hace más probable que vuelvan a emigrar”, apuntó.

Los niños y las familias que regresan tienen que hacer frente a la estigmatización dentro de la comunidad debido a sus intentos fallidos de llegar a México o a Estados Unidos, recalca el informe.

“La detención y la separación de la familia por parte de las autoridades de inmigración son experiencias profundamente traumáticas que pueden afectar negativamente el desarrollo a largo plazo de un niño o niña. Mantener a las familias unidas y apoyar alternativas a la detención son medidas fundamentales para garantizar el interés superior de la niñez migrante y refugiada”, subraya.

El informe también describe una serie de recomendaciones para proteger a los niños refugiados y migrantes y reducir los factores que empujan a las familias y a los niños a abandonar sus hogares en busca de seguridad o de un futuro más esperanzador a través de rutas migratorias irregulares y peligrosas.

“Es esencial abordar los riesgos a los que se enfrenta la niñez migrante y refugiada y las causas estructurales que contribuyen a los movimientos de población a gran escala”, dijo Perceval.

“Los líderes gubernamentales tienen la responsabilidad de tomar las medidas necesarias. Esto significa aplicar mecanismos comprobados que puedan ayudar a aliviar las causas profundas de la migración; proteger a los niños durante el tránsito y en su destino; proporcionar a los niños acceso a los servicios esenciales durante todo el viaje; garantizar que el retorno se lleve a cabo sólo cuando redunde en el interés superior del niño; y proporcionarles la protección y el apoyo necesarios para que se reintegren con éxito”.

Finalmente señaló que los programas apoyados por Unicef en el norte de Centroamérica y México están beneficiando a niños migrantes, refugiados y retornados; sin embargo, estas iniciativas tendrían que ampliarse a gran escala para hacer frente a todos los desafíos que afrontan los niños de la región en situación de riesgo.